“Si perdemos de vista nuestra misión, perdemos nuestra identidad”

14 de enero de 2019
Revista CR: IDENTIDAD “Si perdemos de vista nuestra misión, perdemos nuestra identidad”“Si perdemos de vista nuestra misión, perdemos nuestra identidad”

IDENTIDAD. “Si perdemos de vista nuestra misión, perdemos nuestra identidad”

 

La receta para el éxito es “ser uno mismo”, no ser “como todos los demás”. Lo que mejor se vende es la “diferencia” y no la “semejanza”.

No sé lo que se vende mejor o peor, lo que sí es verdad es la “diferencia”. Tenemos en común nuestra dignidad, esto nos iguala. Pero cada persona es única y   cada una debe escribe su propio guion e ir tomando conciencia de ser, conciencia existencial. Esto es un proceso. “Las fases de la conciencia existencial son las siguientes: primer momento, tomar conciencia de ser; segundo momento, tomar conciencia de la propia contingencia; tercer momento, darse cuenta de que la vida es un don generoso, no merecido; cuarto momento, caer en la cuenta de que sólo somos si otros nos han acogido primero; último momento, tomar conciencia de la libertad, de que la historia individual no está escrita y de que, si está escrita, no conocemos dónde se esconde el libro de la vida. “(F. Torralba.” El sentido de la vida”, 2011)

Si no nos reconocemos como una individualidad única e irrepetible en la historia no podremos ejercer nuestra libertad. En esta circunstancia, en el momento en que la persona toma conciencia de sí misma, surgen las preguntas: ¿Quién soy? ¿Qué hago yo aquí? ¿Qué tengo yo que ver con todo esto…? Y comienzan los temores, las inseguridades, ¿cómo responder? o ¿dónde está la respuesta…?

La toma de conciencia nos permite un distanciamiento, capacidad de mirar con perspectiva, contemplar la vida pasada, a los tuyos, a la gente que ha pasado por tu historia hasta ese momento. La toma de conciencia nos hace espectadores de los propios actos, de lo que se ha hecho y de lo que se ha dejado de hacer, de los errores y de los aciertos.

¿Qué vemos…? ¿De qué tomamos conciencia? De nuestra existencia y de nuestro poder de cambio o de seguir como siempre o de volver atrás. Podemos aprender de las propias experiencias, cada uno es su mejor maestro; o podemos dejarlo todo como está y seguir el camino de la mentira. La vida no se para por mucho que nos empeñemos, la no aceptación de esta realidad nos conduce al autoengaño. El miedo se apodera de nosotros y éste es muy traicionero. ¿Qué hacer? “Cada ser humano tiene dos sistemas de fuerza en su interior. Uno de ellos se aferra a la seguridad y a las posiciones defensivas por miedo, y se instala por el retroceso, por la fijación en el pasado, asustado del desarrollo que se aleja de la primitiva comunicación con el útero y el pecho de la madre, asustado de correr riesgos, temeroso de arriesgar lo que ya posee, asustado de la independencia, la libertad y la separación.  El otro sistema de fuerzas le empuja hacia delante, hacia la totalidad y unicidad del Yo, hacia el funcionamiento pleno de todas sus capacidades, hacia la confianza frente al mundo exterior al mismo tiempo que consigue aceptar su Yo inconsciente, real y más profundo. […] En consecuencia, podemos considerar el proceso de desarrollo saludable como una serie ininterrumpida de situaciones de libre elección a las que cada individuo se enfrenta continuamente a lo largo de su vida, en las que debe escoger entre los goces de la seguridad y del desarrollo, de la dependencia, de la regresión y la progresión de la inmadurez y de la madurez. La seguridad comprende tanto ansiedades como goces; el desarrollo comprende tantas ansiedades como goces.” (Abraham Maslow. “El hombre autorrealizado”)

Somos diferentes, exterior e interiormente. La diferencia es un dato de riqueza, de belleza, y de inquietud también, no podemos controlarlo todo.  La pluralidad nos motiva a pensar individualmente, no podemos ir a remolque, nunca alcanzaríamos una mínima satisfacción si nos conformamos con llevar un plan de vida ideado por otro, hay que tomar decisiones, buscar cada uno su lugar, su función. ¿Cuál es la misión a la que se está llamado?

Misión, camino de desarrollo, de crecimiento, dónde exteriorizar las potencialidades, dónde experimentar y descubrir los valores y contravalores, la propia realidad y la de los otros. La misión, servicio, aportación, realización, creación, sobre todo cuando se hace desde el olvido de uno, revela la verdad propia y la de los otros, la capacidad de valorar y valorarnos en esa relación y servicio. El amor y el agradecimiento inundan nuestra existencia, forman parte de nuestra identidad.

“Si perdemos de vista nuestra misión, perdemos nuestra identidad”. Andaríamos perdidos, sin rumbo… No podemos ser adolescentes siempre. Es una irresponsabilidad desaprovechar las riquezas que se nos dan, las propuestas que se nos ofrecen.

Silencio, escucha, dirigir la mirada, la atención, hacia Jesús, el Hijo de Dios que nos descubre a Dios y al ser humano…

 

Número Nº 526 (noviembre-diciembre 2018)

Fuente: https://www.dominicos.org/estudio/recurso/revista-cr-identidad/

 

 

 

 

Categorías: Laicos
  1. No hay comentarios aún.
  1. No trackbacks yet.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: