El Domund un acontecimiento de laicas y laicos

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24.10.16 | 00:36.

Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Noticia. Saludos cariñosos, queridas amigas y amigos. Hoy celebramos el Domund, Día Mundial de las Misiones. El pasaje evangélico condensa, desde los primeros versículos, lo esencial de la misión cristiana: dar la Buena Noticia a toda la humanidad; provocar en las personas la fe; llevarlas al bautismo en la Iglesia. Así alcanzan la plena realización, desde esta vida. Y como Jesús prevé que sus mensajeros van a encontrar dificultades, les promete su ayuda con referencias simbólicas de enorme fuerza.

Digamos, de entrada, que la condenación de la gente no-creyente se refiere a quienes se cierran a la fe en contra de su conciencia. Aparte de esto, recordemos que la Buena Noticia es el Reino de Dios, como se ve en el comienzo de Marcos. “El Reino de Dios está cerca. Convertíos y dad fe a esta Buena Noticia” (1, 14-15). El texto de hoy habla de los Once, que eran el embrión de la Iglesia entera. Otros pasajes de los evangelios nos muestran que la evangelización es una misión de todas las personas bautizadas. Todo cristiano y cristiana recibe la carta de envío de Jesús. Desgraciadamente, la inmensa mayoría no dan acuse de recibo. Y tenemos un cristianismo mayoritariamente pasivo, que solo piensa en su salvación individual en la otra vida: “salvar el alma”. El Domund viene a sacarnos de la pasividad. Quiere movilizar a todas las personas bautizadas, para hacernos agentes de evangelización. Como los primeros cristianos, que “salieron a predicar por todas partes. Y el Señor colaboró con ellos y confirmó su Palabra con los signos que la acompañaban”.

La misión de los orígenes es impresionante por su rapidez y extensión. En ella actuaron toda clase de personas, la mayoría, laicas y laicos. Desde que el clero comenzó a acaparar las diversas misiones de la Iglesia, los laicos y laicas han ido retrocediendo en la Iglesia, hasta quedar reducidos a lo que describió, además de enseñarlo, el papa Pío X. “Dice la Escritura, y lo confirma la doctrina entregada por los Padres, que la Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo, administrada por la autoridad de los pastores, es decir, una sociedad en la que algunos presiden a los demás con plena y perfecta potestad de regir, enseñar y juzgar. Es, por consiguiente, esta sociedad, por la fuerza de su misma naturaleza, desigual. Comprende un doble orden de personas: los pastores y el rebaño, es decir, los que están colocados en los distintos grados de la jerarquía y la multitud de los fieles. Y estos órdenes hasta tal punto son distintos entre sí que solo en la jerarquía reside el derecho y la autoridad para mover y dirigir a los demás socios al fin propuesto a la sociedad. Por el contrario, el deber de la multitud es aceptar ser gobernados y seguir obedientemente la dirección de los pastores” (Vehementer nos, 1906). Esta era la realidad del laicado y la enseñanza oficial. Y uno se pregunta si todavía hoy no sigue siéndolo en gran medida. Porque, a pesar de la proliferación de pequeñas comunidades y de la asunción de muchas tareas eclesiales por parte de los laicos, ¿no están acaso a las órdenes de los párrocos y demás sacerdotes, e incluso a su servicio?

Generalmente en el Domund se piden limosnas, sobre todo para misioneras y misioneros lejanos y pobres. Pero eso no es suficiente. Hemos de proseguir la gran misión universal de Jesús. En los países cristianos tenemos una gran masa de bautizadas y bautizados que nunca se han convertido. Llevarlos al encuentro vivo con Jesús es una gran tarea misionera de estos países. Y como esa gran masa no suele pisar las iglesias, son los laicos y laicas, compañeros de trabajo, de barrio y de aficiones de esa numerosa gente, quienes deben realizar esta misión, persona a persona, de muchas formas, desde dar su testimonio personal, hasta regalar un libro, invitar a conferencias, retiros y otras actividades cristianas.

El Domund nos recuerda además a las comunidades perseguidas, que son muchísimas, la mayoría católicas. La revista Misioneros Tercer Milenio, en el número de Verano 2013, calculaba que cien mil cristianos y cristianas perdían cada año la vida a causa de su fe; y añadía que en 2013 doscientos millones sufrieron persecución, la mayoría, de religión católica; y otros ciento cincuenta millones sufrieron discriminaciones. Presionar a los países democráticos para que exijan la libertad religiosa es una de nuestras tareas misioneras pendientes. Por encima de todo, el Domund nos pide nuestra propia conversión, que es la base de cualquier acción misionera. Porque nadie da lo que no tiene. Hoy es un día misionero de conversión.

Categorías: Laicos
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