2 Dignidad de la persona humana
2. DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA
I INTRODUCCION
El hombre es un misterio.
Es uno de los seres más pequeños de la creación y domina la naturaleza, la somete a su servicio y, a la vez, es el más desvalido de loa seres, ya que la muerte acecha a su puerta.
Es un ser en el que Dios ha volcado sus bienes y ha hecho maravillas con él. “¿Quién es el hombre para que te acuerdes de él? dice la Sagrada Escritura; ¿y el hijo del hombre para que cuides de él? Apenas lo han hecho inferior a los ángeles al coronarlo de gloria y esplendor. Tú lo pusiste sobre la obra de tus manos. Todo fue puesto por ti debajo de sus pies”. (Ps. 8, 5-7).
En este mundo de hoy, de contrastes inauditos, en el que por una parte vemos la tendencia a la exaltación del hombre, de su poder, de su grandeza y por otra parte y en muchas ocasiones fruto de lo anterior, contemplamos también, tal vez como nunca —con sistemas nuevos— un predominio humillante del hombre sobre el hombre hasta llegar no pocas veces a una nueva forma de esclavitud humana, de humillación, de servilismo, de vergonzosos atentados a la auténtica dignidad humana, es conveniente que tengamos ideas claras sobre la verdadera dignidad del hombre.
II DESARROLLO AUTENTICA DIGNIDAD HUMANA
La dignidad esencial no le viene al hombre ni por su educación, ni por su color de su piel, ni por el puesto que ocupe en el concierto humano, ni por su pertenencia a un grupo determinado, ni por las influencias en determinadas esferas, ni mucho menos por sus bienes de fortuna o por ser don Fulano de Tal.
Puede decirse que la dignidad le viene al hombre de dos fuentes: por su misma naturaleza y por su vocación cristiana. Dos dignidades existen en la naturaleza humana: la dignidad natural y la dignidad sobrenatural.
1 Dignidad Natural.
Esta dignidad la posee el hombre por ser hombre, prescindiendo de la cuna en que nació, del hombre que lleva, la raza a que pertenezca. En una palabra, es la dignidad que Dios le dio al crearlo y al comunicarle la naturaleza humana.
El relato bíblico puede servimos para iniciar el estudio de la dignidad humana:
“Díjose entonces Dios: HAGOS al hombre a nuestra imagen y a nuestra semejanza, para que domine sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados y sobre las bestias de la tierra… Y Creó Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó…” (Gen. 1,26-27) “Formó Dios al hombre del polvo de la tierra y le inspiró en el rostro aliento de vida y fue así el hombre un ser animado”. (Gen. 2. 7)”.
Conforme a estas palabras de la Sagrada Escritura, Dios creó al hombre a su imagen, es decir, que hizo un ser espiritual, con inteligencia y voluntad, y dotado de un principio de vida que es el alma.
El hombre es la síntesis de la creación, “centro y cima de la creación visible”, dice el Concilio.
a) Dignidad del Cuerpo:
El cuerpo humano, a pesar de ser la parte inferior del hombre, cobra una nobleza muy grande:
1) Por ser habitación del alma inmortal e instrumento de sus acciones y receptáculo de sus facultades superiores.
2) Por ser parte vital del hombre de quien toma su dignidad.
3) Por estar vinculado al destino eterno del hombre y llevar en su propia carne la promesa de la resurrección.
4) Por haber sido glorificado por el Verbo de Dios al hacerse Hombre y tomado como instrumento de redención y de santificación.
5) Por ser santificado también por la acción del Espíritu Santo, especialmente a través de los Sacramentos.
6) Por ser también instrumento del culto que el hombre tributa a Dios. A Dios le honra el hombre con la alabanza de sus labios, con la fatiga de su trabajo.
a) No debe, por tanto, el hombre despreciar la vida corporal sino que. por el contrario, debe tener por bueno y honrar a su propio cuerpo como creatura de Dios “que ha de resucitar el último día” (Vat. 11).
b) Dignidad Espiritual:
La esencia de la dignidad del hombre, como hombre, reside en su espíritu, es decir, en su alma. Esta o le coloca al hombre en una posición superior a la de toda otra creatura visible. “No se equivoque el hombre, dice el Concilio, al afirmar su superioridad sobre el universo material… Por su interioridad es en efecto, superior al universo entero”.
El hombre posee en su inteligencia una capacidad casi ilimitada de conocer y de profundizar en la verdad, no sólo en la verdad natural en la cual ha obtenido adelantos tan notables, sino en la misma Verdad Increada, en cuyas profundidades y misterios Dios le ha .permitido sondear. La inteligencia humana es una chispa de la misma Inteligencia Divina.
En su voluntad, tiene el hombre una fuerza interior que lo impele hacia el bien, a amar y abrazar con la bondad, con la verdad, con la que fue creada y por cuya posesión gime y sufre aquí en la tierra, según las palabras de San Agustín, dotada de inteligencia y voluntad, es la imagen viva de Dios.
Otra fuente de la dignidad del hombre, es la vocación misma que le ha dado Dios de colaborar con Él en la perfección del universo.
Esta dignidad humana, en su conjunto, es la raíz de todos los dere. chos del hombre y es la que crea las exigencias a las que debe someterse.
c) Derechos:
1) a la vida
2) a la libertad «la orientación del hombre hacia él bien, sólo se logra con el uso de la libertad, la cual posee un valor que nfuestros con- tem^ráneos ensalzan con entusiasmo… La verdadera libertad es signo eminente de la imagen divina en el hombre”. (Gaudium et Spes) .
3) a la búsqueda y a la expresión de la verdad.
4) a la práctica del bien y de la virtud.
5) al trabajo digno de sus nnanos y de su inteligencia, con el que ha de contribuir al progreso y al bien de los demás.
d) Exigencias.
1) Respeto al cuerpo y sus sentidos.
Dice el Oncilio: “La propia dignidad humana pide, pues, que glo¬rifique a Dios en su cuerpo y no permita que lo esclavicen la In¬clinaciones depravadas de su corazón”.
2) Enriquecerse constantemente con la adquisición de la verdad y el bien.
3) Debe el hombre sujetarse a las leyes divinas dadas por Dios para proteger su dignidad humana:
“Porque el hombre tiene una ley escrita por Dios en su corazón, en cuya obediencia consiste la dignidad humana y por la cual será juzgado personalmente. La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se siente a solas con Dios…” Gaudium et Spes N* 16).
4) Respetar asimismo la dignidad en los demás, no haciendo ni di¬ciendo nada que pueda atentar contra ella, teniendo en cuenta que todos los hombres tienen la misma dignidad esencial prescin¬diendo de edad, de sexo, de categoría, de raza o de nación.
2 Dignidad Sobrenatural del Hombre.
Al asumir el Verbo de Dios la naturaleza humana en la misteriosa e íntima unión hipostática (unión de lo humano y lo divino), se estableció entre la naturaleza divina y la humana, una corriente de bienes divinos que elevó al hombre a una dignidad excelsa e insospechada: el don pri¬mordial es la GRACIA.
a) Dignidad de Hijos de Dios.
Por la Gracia, Dios comunica al hombre de una manera misteriosa )ero real, su propia vida divina, en la medida en que puede recibirla un esr imitado, haciéndolo entrar así en la irradiación de la divinidad y comu¬nicándole una virtud nueva, sobrehumana y deiforme. (Forma de Dios).
Esta es la dignidad más alta a la que Dios ha elevado al hombre: a la dignidad de hijos suyos y a la vez hermanos de Jesucristo.
Por la misma gracia divina se constituye el hombre en:
b) Templo de la Santísima Trinidad, en donde habita realmente por el amor: “Si alguno me ama, vendremos a él y haremos mansión en él” ha dicho Cristo (Le).
c) Heredero del Cielo. Como dijo que es de Dios y miembro del Cuerpo
de Cristo, el hombre adquiere el derecho de disfrutar de los bienes de Dios, sobre todo la posesión de Dios mismo en el cielo y el derecho de estar unido a Cristo glorioso, como un miembro del cuerpo a la cabeza.
d) Miembro del Cuerpo Místico de Cristo.
Con la Encamación de Jesucristo, todos los hombres nos hicimos solidarios de su grandeza y de su dignidad. El bautismo nos injerta en el Cuerpo Místico de Cristo, haciéndonos miembros vivos.
A través de su Cuerpo Místico, Cristo se prolonga en la tierra en una misteriosa identificación con cada hombre santificado por la Gracia, de tal manera que Cristo vive, sufre, siente, tiene hambre y sed, padece persecución y muere en cada uno de los hombres. Esta es la excelsa dignidad a la que ha sido llamado el hombre, dignidad que lo hace levantarse por encima de toda la creación visible, muy semejante a los éngeles, en un contacto misterioso y real con la misma divinidad.
e) Vejaciones a la Dignidad Humana:
Es tan alta la dignidad del hombre, tanto la que le confirió Dios al hacerlo a imagen suya y hacerlo partícipe de sus perfecciones divinas, como la que le otorgó Cristo al comunicarle la Gracia que lo hace hijo de Dios, templo de la Santísimo Trinidad y heredero del cielo y partícipe de su naturaleza divina, y que lo une tan íntimamente al Cuerpo Místico de Cristo como uno de sus miembros, que cualquier actitud o palabra que lesione estos títulos, es un atentado a la dignidad humana.
Atentados a la dignidad son:
La persecución, la destrucción de la vida (a no ser en legítima defen¬sa o por la legítima autoridad), la opresión, la explotación, la injusticia, la deportación, la humillación, la discriminación racial y la esclavitud en sus formas antiguas y modernas.
“Lo que hacéis a uno de estos pequeños, a mí lo hacéis”, dijo Cris¬to, ya que al tomar nuestra naturaleza hxmiana para sí, nos dió a los hom¬bres su propia dignidad.
III RESUMEN
¿De dónde le viene la dignidad al hombre?
¿Por qué tiene el cuerpo del hombre dig^íidad?
¿Quién le da al hombre la dignidad espiritual y para qué le sirve?
¿Qué exigencia impone la dignidad al hombre?
¿Cuáles son los atentados a al dignidad de la personaí
ENCUESTA
VER: En tu ambiente ¿se conoce la dignidad de la persona y las exigencias que impone?
JUZGAR: ¿Se respeta la dignidad de la persona? Sí, porque… ACTUAR: ¿Qué puede hacer el Equipo para que en tu ambiente se conozca y respete la dignidad de la persona?
V CONSIGNA PERSONAL
¿Qué haré para profundizar y llevar a la práctica mis conocimientos sobre la dignidad de la persona?
¿En qué forma ayudaré a mis compañeros a conocer y respetar la dignidad de la persona?